martes, 20 de diciembre de 2011

La Noche Americana

Yo diría que es una forma peculiar de aprender como funciono el cine y de ver una película con enredos ya que  los actores no consiguen aprenderse las líneas, las estrellas hacen lo que pueden para descender al nivel de los demás mortales, los romances entre los miembros del equipo pronto hacen insostenible la atmósfera del set de filmación, el dinero se acaba día por día por día, el director empieza a trabajar con la ambición de filmar una obra maestra y en la mitad del camino se conforma con terminar esa película. Y no, el resultado, cuando uno se asoma a la producción de un largometraje, no es un drama terrible. Es una comedia que nos revela tal como somos: seres incapaces de dejar atrás la infancia, jugadores dispuestos a arriesgarlo todo por una escena que valga la pena, actores sin parlamentos a la mano, que venimos y vamos sin saber muy bien qué es lo que sigue. Sí, saber que por medio de ciertos trucos puede filmarse una noche de día (a eso se refiere el título del largometraje) es tan triste como aprender en dónde viven las palomas que salen de los sombreros de los magos. Pero el único camino que nos queda es, entonces, el camino de la risa. Encoger los hombros ante ese pacto que hacemos cuando entramos a ver una película. Perderse en las imágenes como católicos que sospechan, en le puerta de la iglesia, que Dios es un cuento de sus padres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario